L. RONALD HUBBARD | PERFIL BIOGRÁFICO

El Crecimiento de
una Religión

A partir de aquellos días iniciales, el progreso de Dianética fue continuo, metódico y por lo menos tan revelador como lo que lo había precedido. En el núcleo de aquello con lo que el Sr. Hubbard comenzó a tratar durante finales de 1950 y principios de 1951, se encontraba sin embargo otro punto filosófico clave. Es decir, si Dianética constituía la explicación definitiva de la mente humana, entonces, ¿qué era lo que utilizaba la mente? O de manera más precisa, ¿qué era lo que constituía la vida misma en sí? En una declaración categórica sobre este tema, explicó: “Cuanto más investigaba, más me daba cuenta de que aquí, en esta criatura llamada Homo sapiens, había demasiadas incógnitas”.

La línea de investigación subsiguiente, en la que se había embarcado unos veinte años antes, demostró ser nada menos que trascendental. En otra declaración crítica sobre el tema, el Sr. Hubbard escribió: “Me he ocupado de la investigación de los fundamentos de la vida, del universo material y del comportamiento humano”. Y aunque muchos antes que él habían “vagado por este sendero no cartografiado”, añadió, “no habían dejado ninguna señal indicadora”. Sin embargo, a principios de la primavera de 1952, durante el curso de una conferencia trascendental en Wichita, Kansas, se anunció el resultado de esta investigación: Scientology.

Scientology, una filosofía religiosa aplicada, está contenida en cientos de libros y más de 3,000 conferencias grabadas. En total, estas obras representan una afirmación de la naturaleza y potencial del Hombre y, aunque se repitiera en varias escrituras antiguas, esa afirmación es absolutamente única. Entre los principios esenciales de la filosofía de Scientology se encuentra: el Hombre es un ser espiritual inmortal; su experiencia se extiende mucho más allá de una sola vida; y sus capacidades son ilimitadas, aunque no se manifiesten actualmente. En ese sentido, Scientology representa lo que puede ser la definición fundamental de una religión; no un sistema de creencias, sino un medio de transformación espiritual.

Estudiantes en una Academia de Scientology aprendiendo técnicas de auditación, la práctica central de las escrituras del Sr. Hubbard.
La forma como Scientology logra su propósito es mediante el estudio de los escritos del Sr. Hubbard y la aplicación de los principios ahí establecidos. La auditación es la práctica central, y la entrega un auditor (del latín audire, “escuchar”). La auditación no es una forma imprecisa de exploración mental y, de hecho, no tiene nada que ver ni con psicología ni con psicoterapia. El auditor no evalúa de ninguna manera ni le dice a uno lo que debe pensar; ya que la auditación no se le “hace” a una persona, y sus beneficios sólo se pueden lograr mediante la participación activa y la buena comunicación. Sin duda, la auditación descansa sobre la máxima de que sólo permitiéndole a una persona encontrar sus propias respuestas a los problemas de la vida estos problemas se pueden llegar a eliminar.

Precisamente con ese fin, el auditor emplea procesos, que son series exactas de preguntas para ayudarle a uno a examinar las fuentes de dificultad que de otra forma son desconocidas e indeseadas. El procedimiento se basa en el hecho de que si se observara y se comprendiera plenamente la verdadera fuente de lo que nos preocupa, entonces el problema dejaría de existir. Así, por ejemplo, si uno estuviera sufriendo los efectos dañinos de algún trauma engrámico enterrado hace tiempo, la auditación es el medio por el que ese trauma se puede inspeccionar, comprender y anular. A ese respecto, la auditación se puede ver como un procedimiento mediante el cual podemos recuperar esas cosas de las que no somos conscientes, pero que nos afectan de manera adversa. A medida que se recupera más y más información de la mente reactiva hasta entonces desconocida, uno llega a estar de manera conmensurable más y más consciente de quién es, lo que le ha sucedido y el alcance de su verdadero potencial.

Lo que todo esto significa subjetivamente es, por supuesto, de alguna manera único, porque por su misma definición, la auditación conlleva un ascenso a estados hasta ahora desconocidos. Pero en términos muy básicos se puede decir que Scientology no pide que uno se afane por alcanzar una conducta ética superior, una mayor consciencia, felicidad y cordura. Más bien, proporciona una ruta hacia estados en los que todo esto simplemente ocurre, en los que uno es más ético, capaz, auto-determinado y más feliz, porque se ha eliminado eso que nos hace ser de otra manera. O en otras palabras, como el Sr. Hubbard mismo explicó una vez a aquellos recién llegados a Scientology: “Estamos ofreciéndote el preciado regalo de la libertad y la inmortalidad de manera objetiva, honestamente”.